LA KANTUTA Y LA
LAMPAYA
(LEYENDA)
En la comunidad de Urinsaya,
ubicada a orillas del lago Titicaca vivía una hermosa doncella llamada Kantuta,
ella diariamente salía a pastear sus ovejas a los cerros que estaban frente a
su comunidad, donde sus ovejas se alimentaban buscando los pastos más frescos;
como era tiempo de lluvias kantuta buscaba el riquísimo sancayo,, y algunas
hierbas medicinales como el sasachi, pupusa, chiruyos, ccanacho y sallica; como
en ese tiempo era abundante los riquísimos sankayos, ella siempre llevaba un
poco a su casa, para compartir con sus dos hermanitos y sus padres.
La joven Kantuta pasó su niñez
hasta su juventud pasteando su ganado muy alegre por los cerros, y casi jamás
conoció la tristeza, ni el amor, a pesar de ser una mujer muy hermosa con
cabellos Largos y ojos negros puros, pechos apretujados en su corpiño, y cadera
delgada; pero siempre tuvo el cariño y amor de sus padres. Ella todas las
tardes al encontrarse sola pasteando sus ovejas en los cerros, de rato en rato
lanzaba suspiros seguido de pensamientos e ilusiones de cosas imposibles que no
tardaban en humedecer sus ojos con unas cuantas lágrimas.
Una tarde un apuesto y aguerrido
joven de nombre Lampaya, procedente de
la comunidad de Anansaya, observaba sentado desde un peñón a la joven Kantuta,
ella al percatarse de la presencia del joven se asustó mucho por lo que
presurosa comenzó a arrear sus ovejas con dirección a su casa. Esa tarde la
joven regresó temprano a su casa. El joven Lampaya a pesar de haber visto a
Kantuta por un poco tiempo quedó encantado con su belleza.
Al día siguiente en la tarde,
Lampaya salió de su casa hacia los cerros donde Kantuta pasteaba sus ovejas con
la intención de poder conquistarla, pero ella al principio tenía mucho temor
por la presencia del joven, así estuvo por varias tardes, hasta que una tarde
en la encantadora joven se despertó el amor sincero por otra persona. Es así que
una tarde Kantuta que sólo veía a Lampaya en esos cerros, lo llamó para
invitarle un riquísimo sankayo que había recolectado esa tarde. A partir de ese
momento Kantuta y Lampaya iniciaron una amistad, donde los encuentros y
conversaciones se repetían casi todas las tardes, así pasaron varios meses
hasta que ambos jóvenes se enamoraron. Siendo así que Kantuta inició una etapa
de su vida que tanto esperó, pero esta relación los jóvenes la iniciaron a
escondidas de sus padres.
Además, los jóvenes no sabían que
sus comunidades de donde provenían se encontraban enemistados desde hace muchos
años atrás, y que desde esos tiempos las familias de ambas comunidades nunca
aceptaron que sus hijos o familiares se relacionen con algún miembro de la
comunidad vecina y viceversa. Pero los jóvenes alejados de sus familias
continuaban con su relación.

Pasado un tiempo los encuentros
entre los jóvenes eran más especiales, ambos se juntaban para darse las
caricias y besos más apasionados. Por esta relación amorosa kantuta comenzó a
llegar tarde a su casa, por lo que una tarde el padre de kantuta salió a
averiguar por qué su hija llegaba tarde
a su casa; esa tarde a kantuta su padre le sorprendió bajando del cerro junto a
lampaya, por eso a cantuta al llegar a su casa su padre la castigo
prohibiéndola salir. Lo mismo le ocurrió a Lampaya cuando sus padres se
enteraron que tenía una relación con la
joven kantuta, que era de la comunidad vecina.
Cuando el padre de kantuta
solicitó la presencia de Lampaya para castigarlo por su atrevimiento, a kantuta
no le gustó nada esa idea, oponiéndose severamente. Por esa oposición su padre
hizo un pago a Apu Pelinco para que lo convierta a su hija en una hermosa flor, que lleva su mismo nombre,
y hoy existe en abundancia en los países de Perú y Bolivia.
Lampaya al enterarse de la suerte
de su amada, desesperado quiso hacer justicia con sus propias manos, pero el Apu Pelinco lo convirtió en un
árbol llamado Queñua, que en aymara se llama Lampaya
Esta verdadera Historia de amor
es una advertencia para que los jóvenes sean más cautos y prudentes, y no soñar
precipitadamente con el amor y arriesgarse
tan inconscientemente como Kantuta por Lampaya hasta convertirse en flor
y árbol respectivamente.
Por:
Hector Mendoza Nina.Fuente: Cuentos, Mitos y leyendas de laRegión Puno
No hay comentarios:
Publicar un comentario